En solidaridad con las mujeres en el proceso revolucionario en la región árabe

Declaración en solidaridad con las mujeres en el proceso revolucionario en la región árabe

1.     Los movimientos que sacaron a Ben Alí y a Mubarak del poder, que vieron el fin de la dictadura de Gaddafi en Libia, han retado a Assad en Siria por casi un año y han afectado la región árabe completa, son parte de un proceso que ha marcado un real levantamiento en la región. Estos muestran la fuerza de la aspiración de estos pueblos a la dignidad, la democracia y a la justicia económica y social.

 

2.     Es por tanto lógico que las mujeres, quienes son afectadas por la crisis económica en formas específicas y cuyos derechos en varios de los países de la región son particularmente restringidos, estén presentes, activas o en efecto liderando esos movimientos. En un número de países las mujeres han destacado entre los principales portavoces de estos movimientos, en Tunez, en Egipto, hasta en Yemen.

 

3.     Las mujeres han participado desde el principio en estos movimientos en las formas que les parecieron a ellas apropiadas en sus respectivas sociedades, y que evolucionó según se desarrolló el movimiento. En muchos casos la fuerza de estos movimientos ha sido tal que superó las barreras tradicionales entre hombres y mujeres, como ha sido señalado en relación a la Plaza de Tahrir y en la igualdad y libertad sin hostigamiento sexual que se experimentó por las mujeres durante las grandes movilizaciones que llevaron al derrocamiento de Mubarak.

 

4.     Como resultado del lugar tradicional ocupado por las mujeres en todas las sociedades clasistas patriarcales, hay una tendencia hacia la exclusión de las mujeres de los movimientos político-sociales – en particular cuando las primeras fases de las movilizaciones masivas populares han pasado. Esto toma formas específicas mediante el uso de la ideología religiosa tradicional en un contexto donde las corrientes fundamentalistas están en la ofensiva en todas las religiones, y en todos esos países donde las corrientes islámicas recientemente han ganado elecciones.

 

5.     En estos países, donde regímenes autoritarios y corruptos han sido removidos del poder por los movimientos populares, los partidos que se presentan como islámicos ganan el apoyo popular de las masas por distintas razones: porque aparentan ser una nueva fuerza libre de vínculos con los regímenes anteriores y ser muy críticos con la corrupción, y como víctimas de los regímenes anteriores y en resistencia a ellos, de hecho la convicción religiosa en sí misma puede ser el motivo mismo de resistencia. Al mismo tiempo, existe una falta real de una alternativa radical, progresiva, de izquierda, principalmente por el desmantelamiento de estos partidos bajo la represión de los regímenes anteriores.

 

6.     Sobre las bases de su participación en el movimiento en general, las mujeres, creyentes o no, resisten y luchan contra ataques anti-mujer específicos, tales como el examen de virginidad en Egipto, inspirado por ciertas fuerzas religiosas del presente. La protesta contra ataques sexistas a la mujer por las fuerzas represivas han llevado a una movilización mayor y a la marcha de las mujeres en Egipto.

 

7.     En algunos países de la región como Tunez y Egipto ha existido históricamente la presencia de corrientes específicas del feminismo. Ahora encaran el reto de establecer lazos fuertes y orgánicos con las mujeres predominantemente jóvenes que estuvieron en los frentes del movimiento general y que hoy resisten los ataques anti-mujer.

 

8.     Nuestra tarea es participar en la construcción de la solidaridad y de lazos con las mujeres que resisten los ataques anti-mujer y con corrientes nuevas o ya existentes del feminismo así como con mujeres activas en medios específicos tales como el movimiento sindical, a través de los movimientos y estructuras apropiadas en nuestros países.

 

9.     Dando a conocer tan ampliamente como sea posible la existencia y la actividad de estos grupos y movimientos de mujeres, ayudaremos a fortalecer sus voces en sus propios países y a demostrar que el proceso revolucionario en la región árabe es realmente un proceso emancipador, a pesar de las contradicciones que existen. Este proceso no debe ser desviado por el uso reaccionario de la religión. La solidaridad con las mujeres de la región y la defensa de sus derechos, específicamente por mujeres feministas de otros países, es muy importante en ese aspecto.

 

10. Expresamos nuestra solidaridad y apoyo a las mujeres víctimas de la represión física, de la violencia y la tortura, de lo cual muchas mujeres han sufrido y hasta muerto, notablemente en el presente en Siria. Afirmamos nuestra solidaridad con las mujeres en el proceso revolucionario, compartiendo con ellas la batalla común contra la opresión contra las mujeres.

Adoptado por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional el 28 de febrero de 2012.