Desde el martes próximo y hasta el viernes 9 sesionarán en el Distrito Federal la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales y la 24 Asamblea General del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) con el importante apoyo del Programa de la Unesco para la gestión de las transformaciones sociales (MOST).
Tras la inauguración oficial, por el doctor Emir Sader, secretario saliente del Clacso; los rectores de la UNAM y de la UAM-Xochimilco; la directora general adjunta de la Unesco, Pilar Álvarez Laso; el director general del Conacyt y el titular de la Secretaría de Educación Pública, se otorgará el premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales al doctor Pablo González Casanova, quien pronunciará una conferencia magistral que dará inicio a los trabajos de esta semana de muy intensa y variada oferta cultural para México.
En efecto, durante la misma –en las instalaciones del hotel Hilton Reforma, en la Casa de la Primera Imprenta, en el Zócalo y en el Colegio Nacional– se desarrollarán 90 mesas redondas y debates en los que participarán 400 panelistas de 25 países del continente y 3 mil especialistas de todos los ramos de las ciencias sociales, así como 300 representantes de las instituciones de enseñanza (universidades, centros de investigación, departamentos, divisiones) que integran los diversos centros del Clacso.
También funcionará la Feria Internacional del Libro de Ciencias Sociales, que dará a conocer en México las ediciones y aportes intelectuales de otros países latinoamericanos, así como la vasta producción de los grupos de trabajo del Clacso mismo, y cada día diferentes personajes mexicanos, como Elena Poniatowska, o de otros países, como Eduardo Galeano, entre otros, brindarán conferencias magistrales.
México, por su importancia, por su influencia en Centroamérica y el Caribe y por la repercusión en los centros de estudios estadunidenses de lo que aquí se hace, tiene el privilegio y el honor de ser sede de esta reunión en la que, mediante las intervenciones de los especialistas en el estudio de las características de cada región o nación en sus respectivos campos de investigación, quienes trabajan en nuestro país, podrán medir cuál es el estado de su especialidad en el resto del continente y cuáles son los nuevos aportes y, al mismo tiempo, entablar fructíferas discusiones y contactos con colegas e instituciones de otras latitudes.
Los debates y mesas redondas organizados por los diferentes grupos de trabajo internacionales del Clacso serán, por fuerza, simultáneos en las diversas sedes del acto, todas ubicadas en el Centro Histórico. Por ejemplo, el día 7 participaré –de 9 a 11 de la mañana– en el auditorio 2 de la Casa de la Primera Imprenta, en una mesa redonda en la que se discutirán las características actuales del Estado en México (mi ponencia), o en Colombia (Víctor Moncayo) y otras naciones latinoamericanas (Alberto Bonnet, de Argentinam, y Pedro Narbondo Álvarez, de Uruguay), mientras, en distintos auditorios, otro grupo discutirá el cambio climático, movimientos sociales y políticas públicas, o un importante panel, con Luciano Concheiro y Ana Patricia Sosa Ferreira, de México, más especialistas de Ecuador, Bolivia, Argentina, Guatemala, tendrá como tema el desarrollo rural y, a la misma hora, pero en la misma sede, otros paneles analizan la economía mundial, las economías nacional y la crisis capitalista, y otros grupos discuten los estudios sobre la pobreza, la juventud, los movimientos políticos u otros temas igualmente importantes. A partir de las 11, y después también por la tarde, los distintos grupos de trabajo (sobre Estado, desarrollo rural, economía, ambiente y cambio climático, y así sucesivamente, seguirán sus trabajos con otras ponencias de otros expositores.
Dada la calidad y la solvencia académica de los participantes en este acto, que se cuentan sin duda entre los más importantes investigadores latinoamericanos en sus respectivos países o en sus campos del conocimiento, la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales dejará sus huellas en las universidades y centros de investigación de México. Pero su valor no es sólo académico porque, con el apoyo de la Unesco, el Clacso intenta desarrollar el pensamiento crítico en la vida pública de nuestros países, para otorgar a la teoría la dignidad de los estudios sobre la práctica social colectiva, los movimientos sociales, la lucha por la liberación nacional y social, por la descolonización de la cultura y de nuestras sociedades y por la comprensión de lo que tenemos en común, más allá de las particularidades regionales y de los diferentes ritmos y avatares de la vida social y política.
Este estímulo a la creatividad teórica de un continente que ya aportó teorías originales, como la de la dependencia o la teología de la liberación, tiene y tendrá sin duda un importante papel como verdadero contraveneno para el pensamiento único
importado de los thinks tanks del Banco Mundial, el FMI o de los centros académicos conservadores, sobre todo en el campo del pensamiento económico y de la sociología, y es igualmente una reacción liberadora contra la copia en nuestros países de conceptos nacidos de otras condiciones muy diferentes, en otros tiempos y en otros continentes.
En escala mundial, aún estamos en la fase de la realización de las aspiraciones incumplidas de la revolución francesa –liberté, égalité, fraternité–, y es necesaria una profunda transformación democrática, igualitaria, antirracista, de unidad nacional, libertaria en América Latina, donde todos las naciones están integradas en el capitalismo en condición de dependencia; aún tenemos que lograr la unidad nacional, la independencia del imperialismo, la reconquista de los bienes comunes, su defensa de la depredación y una profunda revolución agraria y ambiental para acabar con la pobreza material y cultural. A eso puede colaborar este evento.