Estamos con la Revolución Popular Siria. No a la intervención extranjera



Estamos con la Revolución Popular Siria - No a la intervención extranjera

 

Declaración de: Socialistas Revolucionarios (Egipto) - Corriente de Izquierda Revolucionaria (Siria) - Unión de Comunistas (Iraq) -  Al-Mounadil-a (Marruecos) - Foro Socialista (Líbano)

31 de agosto de 2013
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Más de 150 mil han sido asesinados, cientos de miles han sido heridos y discapacitados, millones de personas han sido desplazadas dentro y fuera de Siria. Ciudades, pueblos y barrios han sido destruidos total o parcialmente, usando todo tipo de armas, incluyendo aviones de guerra, misiles Scud, bombas y tanques, todo pagado con sudor y sangre del pueblo sirio. Esto bajo el pretexto de defender la patria y lograr el equilibrio militar con Israel (cuya ocupación de tierra Siria es, de hecho, protegida por el régimen sirio, el cual no contestó ninguna de sus continuas agresiones).

 

 

 

Sin embargo, a pesar de las enormes pérdidas mencionadas antes, que afectan a todos los sirios, y la calamidad que les ha sido infligida, ninguna organización internacional o país principal - o menor - ha sentido la necesidad de proporcionar solidaridad práctica o apoyo a los sirios en su lucha por sus más básicos derechos humanos, dignidad humana y justicia social.

 

La única excepción han sido algunos países del Golfo, más específicamente Qatar y Arabia Saudí. Sin embargo, su objetivo era controlar la naturaleza del conflicto y desviarlo en una dirección sectaria, distorsionando la Revolución Siria y tratando de abortarla, como reflejo del profundo miedo a que la llama revolucionaria llegue a sus costas. Así que respaldaron grupos salafistas oscurantistas, que llegaron, en su mayor parte, de las cuatro esquinas del mundo para imponer una visión grotesca de una ley basada en la sharia islámica. Estos grupos estuvieron involucrados, una tras otra, en terroríficas masacres contra ciudadanos sirios que se opusieron a sus medidas represivas y agresiones en las áreas bajo su control o bajo su ataque, como el reciente ejemplo de los pueblos en las zonas rurales de Latakia.

 

Un gran bloque de fuerzas hostiles, de todo el mundo,  está conspirando contra la revolución popular siria, que estalló en relación con los levantamientos que se extendieron por un gran sector de la región árabe y el magreb durante los últimos tres años. Los levantamientos populares aspiraban a poner fin a una historia de brutalidad, injusticia y explotación, y a ganar los derechos a la libertad, dignidad y a la justicia social.

 

Sin embargo, esto no solo provoca a las brutales dictaduras locales, sino también a las fuerzas imperialistas que buscan perpetuar el robo y la riqueza de nuestro pueblo, además de a las variadas clases y fuerzas reaccionarias de éstas zonas y en los países de alrededor.

 

En cuanto a Siria, la alianza que lucha contra la revolución popular incluye una serie de fuerzas sectarias reaccionarias, encabezadas por Irán y las milicias confesionales de Iraq y, lamentablemente, la fuerza de choque de Hezbollah, la cual se está ahogando en el pantano de defender al profundamente corrupto y criminal régimen dictatorial.

 

Esta situación desafortunada también ha tocado a la mayor parte de la izquierda árabe tradicional con raíces estalinistas, ya sea en la propia Siria o en Líbano, Egipto, y el resto de la región árabe - y en todo el mundo, que está claramente sesgada hacia la alianza que apoya al régimen de Assad. La justificación es que algunos lo ven como resistente, a pesar de su larga historia - a través de su estancia en el poder, de protección a la ocupación sionista de los Altos del Golán, su constante represión de varios grupos que resisten a Israel, sean palestinos o libaneses (o sirios), y su permanencia inactiva y servil, desde la guerra de octubre de 1973, permitiendo las agresiones de Israel en territorio Sirio. Esta posición tendrá una grave repercusión en la visión de los sirios normales sobre la izquierda en general.

 

Las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad en particular, fue incapaz de condenar los crímenes del régimen, que el pueblo sirio rechazó continuamente y pacíficamente por más de siete meses, mientras las balas de los francotiradores y los shabbiha alcanzaban a los manifestantes uno a uno y día tras día, y mientras los más influyentes activistas eran detenidos y sometidos a las peores clases de tortura y eliminación en las prisiones y centros de detención. Mientras tanto, el mundo permaneció completamente en silencio y en un estado de negatividad total.

 

La situación permaneció con poco cambio después de que el pueblo en revolución decidiera tomar las armas y apareciera lo que se ha venido a llamar como el Ejército Libre de Siria (ELS) - cuyos comandantes y soldados venían, en gran medida, del ejército regular. Esto llevó a una horrible escalada de crímenes del régimen.

 

El imperialismo ruso, el más importante aliado del régimen baasista de Damasco, que lo provee con todo tipo de apoyo, permanece a la expectativa de bloquear cualquier intento de condenar esos crímenes en el Consejo de Seguridad. Los Estados Unidos, por otra parte, no encuentran un verdadero problema en la continuación del status quo, con todas las aparentes repercusiones y la destrucción del país. Esto a pesar de las amenazas y la intimidación utilizada por el presidente de los EEUU, cada vez que alguien en la oposición levantaba la cuestión del uso de armas químicas por el régimen, hasta la última escalada, cuando estaba considerado como el cruce de una "línea roja".

 

Es claro que Obama, quien da la impresión que llevará a cabo sus amenazas, debería haber sentido una gran vergüenza si no lo hubiera hecho, ya que no sólo impactaría negativamente en el presidente, sino también en la imagen de poderoso y arrogante estado que él lidera a los ojos de los sirvientes países árabes y el mundo entero.

 

El ataque inminente contra las fuerzas armadas sirias es liderado por los EEUU fundamentalmente. Sin embargo, ocurre con el consentimiento y la cooperación de sus países imperialistas aliados, incluso sin la racionalización de su farsa habitual, conocido como legitimidad internacional (es decir, las decisiones de la ONU, la cual fue y es representativa de los intereses de los principales poderes,

ya sea en conflicto o alianza, dependiendo de las circunstancias, diferencias y balances entre ellos). En otras palabras, el ataque no esperará  al Consejo de Seguridad, debido al esperado veto chino-ruso.

 

Desafortunadamente, mucha de la oposición siria está apoyando este ataque y la posición de los EEUU en general. Creen que esto creará la oportunidad para ellos de llegar al poder, pasando por alto al movimiento y a las masas y su decisión independiente. No debería ser una sorpresa, entonces, que los representantes de la oposición y el ELS no tengan reservas en proveer de información a los EEUU sobre los objetivos propuestos en el ataque.

 

En cualquier caso, nosotros acordamos lo siguiente:

La alianza imperialista occidental atacará varias posiciones y partes vitales de la infraestructura civil y militar de Siria (causando víctimas, como es usual). Sin embargo, como se anunció, los ataques no significarán la caída del régimen. Están meramente destinados a castigar, en palabras de Obama, al actual gobierno sirio y a salvar la cara de la administración de EEUU, después de todas las amenazas sobre uso de armas químicas.

Las intenciones del presidente de EEUU de castigar al gobierno sirio no se derivan, de ninguna manera, de la solidaridad de Washington con el sufrimiento de los niños que cayeron en la masacre de Ghouta, sino de su compromiso con lo que Obama llama intereses vitales de los EEUU y su seguridad nacional, además de los intereses y la seguridad de Israel.

El ejército sirio y sus aliados regionales, liderados por el régimen iraní, no tendrán el coraje, lo más probable, de cumplir las amenazas de sus mayores oficiales de que cualquier ataque occidental a Siria incendiará toda al región. Pero esta opción permanece en la mesa, como una opción final de catastróficos resultados. 

El inminente ataque imperialista occidental no está destinado a apoyar la Revolución Siria de ninguna manera. Su objetivo es presionar a Damasco hacia la mesa de negociaciones y permitir a Bashar al-Assad retirarse del primer plano, pero manteniendo al régimen, mientras se mejoran las condiciones de fortalecer las posiciones del imperialismo de EEUU en la futura Siria contra el imperialismo ruso.

Los más de aquellos que participan en la movilización popular permanente - quienes son más conscientes, con principios y dedicados al futuro de Siria y su pueblo - comprenden estos hechos, sus consecuencias, resultados y actúan de acuerdo a ello, lo que contribuirá a ayudar al pueblo sirio a escoger correctamente una dirección verdaderamente revolucionaria. En el proceso de una lucha comprometida basada en los actuales y futuros intereses de su pueblos, se producirá un programa radical consistente con estos intereses, que puede ser promovido y puesto en practica en el camino a la victoria.

No a todas las formas de intervención imperialista, sea de los EEUU o de Rusia.

No a todas las formas de intervención sectaria reaccionaria, sea de Irán o de los países del Golfo.

No a la intervención de Hezbollah, que merece la máxima condena.

Abajo con todas las ilusiones sobre el inminente ataque militar de EEUU

Apertura de los depósitos de armas para el pueblo sirio para luchar por libertad, dignidad y justicia social.

Victoria para una Siria libre y democrática y abajo la dictadura de Assad y todas las dictaduras siempre.

 

Viva la Revolución Popular Siria.

 

 

* Traducido por Mónica Casanova desde el original en al-Manshour

 


We Stand Behind the Syrian People's Revolution - No to Foreign Intervention

     

Statement by: Revolutionary Socialists (Egypt) - Revolutionary Left Current (Syria) - Union of Communists (Iraq) - Al-Mounadil-a (Morocco) - Socialist Forum (Lebanon)


Published on Saturday 31 August 2013

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Over 150 thousand were killed, hundreds of thousands injured and disabled, millions of people displaced inside and outside Syria. Cities, villages, and neighborhoods were destroyed fully or partially, using all sorts of weapons, including warplanes, scud missiles, bombs, and tanks, all paid for by the sweat and blood of the Syrian people. This was under the pretext of defending the homeland and achieving military balance with Israel (whose occupation of Syrian land is, in fact, being protected by the Syrian regime, which failed to reply to any of its continuing aggressions).


Yet, despite the enormous losses mentioned above, befalling all Syrians, and the calamity inflicted on them, no international organization or major country – or a lesser one – felt the need to provide practical solidarity or support the Syrians in their struggle for their most basic rights, human dignity, and social justice.


The only exception was some Gulf countries, more specifically Qatar and Saudi Arabia. However, their aim was to control the nature of the conflict and steer it in a sectarian direction, distorting the Syrian revolution and aiming to abort it, as a reflection of their deepest fear that the revolutionary flame will reach their shores. So they backed obscurantist takfiri groups, coming, for the most part, from the four corners of the world, to impose a grotesque vision for rule based on Islamic sharia. These groups were engaged, time and time again, in terrifying massacres against Syrian citizens who opposed their repressive measures and aggressions inside areas under their control or under attack, such as the recent example of villages in the Latakia countryside.


A large block of hostile forces, from around the world, is conspiring against the Syrian people's revolution, which erupted in tandem with the uprisings spreading through a large section of the Arab region and the Maghreb for the past three years. The people's uprisings aimed to put an end to a history of brutality, injustice, and exploitation and attain the rights to freedom, dignity, and social justice.


However, this did not only provoke local brutal dictatorships, but also most of the imperialist forces seeking to perpetuate the theft of the wealth of our people, in addition to the various reactionary classes and forces throughout those areas and in surrounding countries.


As for Syria, the alliance fighting against the people's revolution comprises a host of reactionary sectarian forces, spearheaded by Iran and confessional militias in Iraq, and, to much regret, Hezbollah's strike force, which is drowning in the quagmire of defending a profoundly corrupt and criminal dictatorial regime.


This unfortunate situation has also struck a major section of the traditional Arab left with Stalinist roots, whether in Syria itself or in Lebanon, Egypt, and the rest of the Arab region – and worldwide – which is clearly biased towards the wretched alliance surrounding the Assad regime. The justification is that some see it as a "resilient" or even a "resistance" regime, despite its long history – throughout its existence in power – of protecting the Zionist occupation of the Golan Heights, its constant bloody repression of various groups resisting Israel, be it Palestinian or Lebanese (or Syrian), and remaining idle and subservient, since the October 1973 war, concerning Israel's aggressions on Syrian territories. This bias will have serious ramifications on ordinary Syrians' position regarding the left in general.


The United Nations and the Security Council, in particular, was unable to condemn the crimes of a regime, which the Syrian people rejected continuously and peacefully for more than seven months, while the bullets of the snipers and shabbiha took demonstrators one by one and day after day and while the most influential activists were being detained and subjected to the worst kinds of torture and elimination in the prisons and detention centers. All the while, the world remained completely silent and in a state of total negativity.


The situation persisted with small difference after the people in revolution decided to take up arms and the emergence of what became known as the Free Syrian Army (FSA) – whose command and soldiers came, to a large extent, from the regular army. This led to the horrific escalation of crimes by the regime.


Russian imperialism, the most important ally of the Baathist regime in Damascus, which provides it with all sorts of support, remains on the lookout to block any attempt to condemn those crimes in the Security Council. The United States, on the other hand, does not find a real problem in the continuation of the status quo, with all the apparent repercussions and destruction of the country. This is despite the threats and intimidation utilized by the US president, every time someone in the opposition raises the question of the use of chemical weapons by the regime, up until the latest escalation, when it was considered crossing a "red line."


It is clear that Obama, who gives the impression that he will go ahead with his threats, would have felt great embarrassment if he did not do so, since it will not only impact negatively on the president, but also on the image of the mighty and arrogant state that he leads in the eyes of subservient Arab countries and the entire world.


The imminent strike against the Syrian armed forces is led by the US in essence. However, it occurs with the understanding and cooperation of allied imperialist countries, even without rationalizing it through the usual farce, known as international legitimacy (namely the decisions of the UN, which was and remains representative of the interests of major powers, whether in conflict or in alliance, depending on the circumstances, differences, and balances among them). In other words, the strike will not wait for the Security Council due to the anticipated Russian-Chinese veto.


Unfortunately, many in the Syrian opposition are gambling on this strike and the US position in general. They believe this would create an opportunity for them to seize power, skipping over the movement and of the masses and their independent decision. It should not be a surprise, then, that the representatives of this opposition and the FSA had no reservations on providing information to the US about proposed targets for the strike.


In all cases, we agree on the following:


The western imperialist alliance will strike several positions and vital parts of the military and civilian infrastructure in Syria (with several casualties, as usual). However, as it was keen to announce, the strikes will not be meant to topple the regime. They are merely intended to punish, in Obama's words, the current Syrian leadership and save face for the US administration, after all the threats concerning the use of chemical weapons.

The US president's intentions to punish the Syrian leadership does not stem, in any way or form, from Washington's solidarity with the suffering of children who fell in the Ghouta massacres, but from its commitment to what Obama calls the vital interests of the US and its homeland security, in addition to Israel's interests and security.

The Syrian army and its regional allies, led by the Iranian regime, will not have enough courage, most probably, to fulfil what seemed to be threats by their senior officials that any western attack on Syria will ignite the entire region. But this option remains on the table, as a final option with catastrophic results.

The imminent western imperialist assault does not intend to support the Syrian revolution in any way. It will aim to push Damascus into the bargaining table and allow Bashar al-Assad to retreat from the foreground, but keeping the regime in place, while greatly improving conditions to strengthen the position of US imperialism in the future Syria against Russian imperialism.

The more those participating in the continuing popular mobilization – who are more aware, principled, and dedicated to the future of Syria and its people – realize these facts, their consequences, results, and act accordingly, the more this will contribute to aiding the Syrian people to successfully pick a true revolutionary leadership. In the process of a committed struggle based on the current and future interests of their people, this would produce a radical program consistent with those interests, which could be promoted and put into practice on the road to victory.

No to all forms of imperialist intervention, whether by the US or Russia.


No to all forms of reactionary sectarian interventions, whether by Iran or the Gulf countries.


No to the intervention of Hezbollah, which warrants the maximum of condemnation.


Down with all illusions about the imminent US military strike.


Break open the arms depots for the Syrian people to struggle for freedom, dignity, and social justice.


Victory to a free democratic Syria and down with the Assad dictatorship and all dictatorships forever.


Long live the Syrian people's revolution.


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Revolutionary Socialists (Egypt) - Revolutionary Left Current (Syria) - Union of Communists (Iraq) - Al-Mounadil-a (Morocco) - Socialist Forum (Lebanon)