Organización Política del Pueblo y los Trabajadores
“Por la liberación nacional y la emancipación social”
Abrogación de la reforma educativa y en contra de las
reformas energéticas y hacendaria
No a la entrega de nuestros recursos petroleros y eléctricos
En defensa de nuestros recursos naturales y la soberanía
nacional
Los tiempos actuales que le han tocado vivir a nuestra patria, son los más complicados de la historia moderna. El gobierno priísta de Enrique Peña Nieto pretende la completa entrega-privatización de nuestro petróleo, de la electricidad y del gas a las multinacionales y una reforma hacendaria que por las condiciones económicas de recesión y un panorama político de agitación social, sobre todo en el terreno de la educación y presionado por la reforma energética, obligan a EPN a dejar para otros momentos el incremento del IVA y a gravar los alimentos y las medicinas.
Los proyectos de “reforma energética” tanto del PRI como del PAN son abiertamente contrarios a los intereses populares y a la Soberanía Nacional. Pretenden vendernos sus reformas como cualquier producto chatarra, a través de una intensa campaña propagandística en los medios de comunicación comerciales como TELEVISA Y TV Azteca, los cuales esconden los verdaderos propósitos de tales proyectos privatizadores.
En materia de hidrocarburos, se pretende entregar nuestra principal materia prima (el petróleo crudo) a las grandes empresas multinacionales como Exxon, Shell, British Petroleum, entre otras. Peña Nieto, al presentar el proyecto de privatización a nombre del PRI y de la oligarquía pretende hacernos creer que se sustenta en el pensamiento del Gral. Lázaro Cárdenas, falseando la historia y la verdadera conducta del General, cuando en realidad Peña Nieto está inspirado en Manuel Ávila Camacho, quien en su reforma a la ley petrolera de 1941 fue quien incluyó el concepto de Contratos.
Peña Nieto también miente diciendo que PEMEX carece de recursos suficientes para explorar y explotar nuestros recursos petroleros. Nada más falso. PEMEX es la quinta empresa productora de petróleo del mundo con alrededor de 2.5 millones de barriles diarios, de los cuales se exportan casi 1.5 millones. El precio de producción es de 6 a 8 dólares por barril y se vende en 100 dólares en promedio, cada uno. Si multiplicamos 1.5 millones de barriles por 365 días del año, nos da una ganancia superior a 51 mil millones de dólares y, aun así, Peña Nieto nos dice que PEMEX no tiene recursos. Cínico y mentiroso es lo menos que podemos decirle. PEMEX es la empresa número 13 en importancia de América Latina y la 36 en el mundo.
Hacienda le quita a PEMEX el 70 % de sus ingresos dejándole solo el 30 % para su operación y funcionamiento, a lo que debemos restar lo que la inmensa corrupción de sus administradores y la dirigencia sindical le carcomen. Aun así, de cada peso que el gobierno gasta, cuarenta centavos proviene del petróleo. Al mismo tiempo, la suma de las ganancias de empresas como Telmex, Wal Mart, Coca Cola, Cemex y Alfa apenas alcanzan los ingresos de PEMEX, pero no pagan impuestos.
Es claro el impacto social que tendría la privatización de la industria petrolera, especialmente al privatizar la renta petrolera, pues más del 40 por ciento del presupuesto estatal viene de esta fuente. Esta medida es coincidente con las otras reformas neoliberales, como la educativa y como antes la seguridad social, pues al perder la renta petrolera el gasto en educación, salud y otros servicios sociales sería igualmente disminuido favoreciendo la privatización de los mismos.
También se pretende completar la entrega de la cadena productiva de la industria eléctrica a las empresas extranjeras, especialmente a las españolas, dejándole al Estado solo la operación de la red de transmisión y distribución, la parte más costosa en términos de crecimiento y mantenimiento, para que la paguemos los mexicanos con nuestros impuestos, mientras que las partes más jugosas (la generación y la comercialización) se le entrega a las empresas privadas extranjeras. En pocas palabras, se pretende el desmantelamiento de las principales empresas públicas a favor de los oligarcas extranjeros, eso es lo que está en juego en los actuales momentos en nuestra patria.
Por su parte, el Partido de la Revolución Democrática por voz de su dirigente Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, también presentó ya su propia propuesta de reforma energética, cuya característica principal es que a diferencia del PRI y el PAN, no plantean modificaciones al texto Constitucional sino sólo a 11 leyes secundarias y creando una nueva ley, dejando intocado el proceso privatizador anterior tanto en materia petrolera (contratos de servicios múltiples) como eléctrica (permisos en generación). Peor aún cuando plantean organizar un referéndum sobre esta reforma para el ¡2015! Esto implica aceptar ya la imposición, cuando es el momento de la lucha.
Casi en términos similares, los planteamientos de AMLO en materia energética, pretenden detener el proceso privatizador en petróleos, electricidad, gas y minería, no conceder un permiso más pero dejando intocables los que hasta la fecha se han otorgado.
Si las Cámaras de diputados y senadores aprueban la reforma de Peña Nieto, se entregarán nuestros recursos petroleros a las multinacionales y si las empresas privadas continúan sin pagar impuestos, estos serán incrementados con cargo a los contribuyentes cautivos que somos todos los trabajadores.
Para la Organización Política del Pueblo y los Trabajadores (OPT) la alternativa de fondo a la ofensiva neoliberal en materia energética radica en la lucha por la renacionalización de la industria petrolera, eléctrica, minera y del gas, así como la cancelación de todas las concesiones privatizadoras hechas previamente en este terreno por los gobiernos neoliberales. Igualmente elevar a rango constitucional el derecho a la energía eléctrica.
Sin embargo, el panorama político se les está complicando a los sicarios de la oligarquía mexicana, pues a partir de la aprobación de las leyes reglamentarias de los artículos 3° y 73 de nuestra Carta Magna, se ha desatado un impresionante movimiento nacional de los trabajadores de la educación, de magnitudes insospechadas hasta hace apenas algunas semanas con paros estatales, plantones, manifestaciones, cierre de carreteras, apertura sin cobro de casetas carreteras, bloqueo de aeropuertos, entre otras medidas, al frente del cual, desde luego, nos encontramos a la indoblegable Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Pero en esta respuesta a las reformas neoliberales, especialmente contra la llamada reforma educativa, en realidad continuación de la reforma laboral, se incorporan cada día más trabajadores de la educación, más allá de los ya organizados en la CNTE, apuntando a un movimiento nacional del magisterio que pone en ridículo las declaraciones gubernamentales de que se trata de un movimiento minoritario
Así, durante las dos últimas semanas del mes de agosto y los días que van corriendo del mes de septiembre, se han incrementado las manifestaciones de protesta involucrando a sectores inusualmente movilizados, a los que además se les están sumando ya trabajadores petroleros e incluso electricistas del SUTERM, como recién ocurrió en Coatzacoalcos, Veracruz.
Este ascenso en las luchas y movilizaciones populares y sindicales convergen, ofreciéndole una perspectiva nacional, a las luchas de resistencia y defensa del territorio de pueblos, comunidades y movimientos que se oponen a los megaproyectos de minería a cielo abierto, destructores del medio ambiente y contaminante de los mantos freáticos y en general de defensa del agua.
En tal sentido, son fundamentales las iniciativas surgidas desde la lucha de los trabajadores, para la conformación de un gran bloque o frente nacional que incorpore a todas las organizaciones sindicales, sociales y políticas de carácter democrático y progresista, para que desde su seno puedan discutirse y aprobarse las acciones que nos permitan la defensa de nuestros derechos laborares y la soberanía nacional y al mismo tiempo, la convocatoria a la realización de acciones como los Paros Cívicos Nacionales para detener la entrega de la patria, como el convocado el miércoles 11 de septiembre del 2013.
Ciertamente para detener la ofensiva neoliberal actual, que tiene graves implicaciones históricas, se requeriría un gran frente nacional opositor, en la lógica de un frente único para la acción. Pero la construcción de la unidad no puede resolverse con simples llamados a la unidad retando a cada fuerza social y política a no parecer sectario. Requiere, en primer lugar, unidad en torno a los puntos de lucha comunmente aceptados. No queremos una unidad para lograr reformas a las leyes secundarias del proyecto privatizador de Peña Nieto. Una unidad de ese nivel abre la posibilidad de negociaciones secundarias que no afectan el proyecto central de los neoliberales y que luego, al ser aprobadas, son presentadas, como quisieron hacer con la reforma educativa, como resultado de la negociación con el movimiento. Como en este nivel hay enfoques distintos, los puntos de unidad amplia pueden ser por la abrogación de la reforma educativa y contra la reforma energética y hacendaria, es decir para frenar las iniciativas de Peña Nieto por medio de la movilización de masas. La unidad también requiere el respeto a la autonomía e identidad de cada fuerza partícipe, especialmente de los movimientos sociales. No se trata de la unidad tras una persona o tras un determinado partido político. Se requiere una unidad en la acción muy amplia de diversas fuerzas sociales y también fuerzas y partidos políticos, pero respetando la autonomía y diversidad de cada quien.
El resultado de las primeras reformas neoliberales impuestas por Peña Nieto por medio de los partidos del Pacto por México en el Congreso de la Unión, confirma la ausencia de un partido de los trabajadores que auténtica y consecuentemente defienda los intereses de la clase trabajadores y la soberanía nacional. Reafirma también también nuestra convicción de la necesidad de construir a la OPT como ese instrumento político, como un partido de trabajadores, en medio de las actuales luchas y movilizaciones.
La Organización Política del Pueblo y los Trabajadores (OPT) convoca a todos los trabajadores a participar en las acciones impulsadas por el Sindicato Mexicano de Electricistas, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la Asamblea Nacional de Usuarios de Energía Eléctrica, la Red Nacional Contra las Altas Tarifas de Energía Eléctrica, el Encuentro Nacional en Defensa del Territorio, de la Energía y los Derechos de los Trabajadores y la Junta Promotora de la Nueva Central de Trabajadores, tales como:
La marcha realizada el 11 de septiembre desde las 10 de la mañana del Zócalo a los Pinos por el Paseo de la Reforma y de Observatorio a los Pinos por avenida Constituyentes, en el marco del Primer Paro Cívico Nacional, por la abrogación de la Reforma Educativa y contra las Reformas Energética y Hacendaria.
La Marcha Obrera y Popular del 12 de septiembre a las 10 de la mañana desde el Monumento a la Revolución hasta el Congreso de la Unión para elevar a rango constitucional el derecho a la energía eléctrica, por una tarifa social justa, por el borrón y cuenta nueva y por la renacionalización de nuestras empresas estratégicas, cancelación de todos los permisos o concesiones otorgadas a las grandes empresas trasnacionales y nacionales, en materia petrolera, de electricidad, gas y minería. Contra la criminalización de la protesta social y por la libertad de los presos políticos.
Abrogación de la Reforma Educativa y contra las Reformas Energética y Hacendaria
Unidad en la acción por la defensa de nuestros derechos laborales y la soberanía nacional
Todos al Primer Paro Cívico Nacional este 11 de septiembre de 2013
Marcha Obrera y Popular para elevar a rango constitucional el derecho a la energía eléctrica el 12 de
septiembre a las 10 horas del Monumento a la Revolución al Congreso de la Unión.
Comisión Ejecutiva Nacional de la
Organización Política del Pueblo y los Trabajadores
“Por la liberación nacional y la emancipación social”