Saludo del PRT a la Convención Nacional de las y los tranajadores

VIVA LA CONVENCIÓN DE LA CLASE TRABAJADORA PARA LA MOVILIZACIÓN Y LUCHA EN FORMA AUTÓNOMA E INDEPENDIENTE DE GOBIERNOS Y LA PATRONAL.

Este 29 y 30 de septiembre se realiza, después de varios meses de preparación, la Convención Nacional Democrática de las y los Trabajadores (CNDT) que ha convocado a confederaciones, federaciones, sindicatos, frentes, coordinadoras, secciones y movimientos sindicales democráticos e independientes del país, así como a promotores de la economía social y el cooperativismo, y a las y los trabajadores mexicanos en lucha.

El Comité Organizador de la Convención fue creciendo conforme se acercaba la realización de este evento, y está integrado hoy en día principalmente por importantes bastiones de trabajadores agrupados en la Nueva Central de Trabajadores (NCT) destacando el SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) y la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios de Educación Superior, Investigación y Cultura (CNSUESIC)). Forman igualmente parte de este Comité, cooperativistas y trabajadores pensionados y jubilados, lo que hace de este encuentro el esfuerzo de clase más importante que se haya llevado a cabo en las últimas décadas y la amplitud de su convocatoria ya la hace un éxito.

La convocatoria ha estado acotada básicamente a organizaciones y militantes y activistas sindicales del amplio mundo del trabajo lo que debe permitir que la Convención sea un punto fundamental de apoyo y coordinación de la lucha sindical. Pero la importancia de esta iniciativa, por el contexto en que ocurre, va más allá del terreno sindical. Ha habido antes iniciativas en el terreno sindical tanto de desprendimientos del Congreso del Trabajo (como el Foro del Sindicalismo ante la Nación) como del sindicalismo independiente, como el intento unitario de la llamada Coordinadora Intersindical Primero de Mayo. Pero la Convención Nacional actual puede ser una alternativa de lucha y definición política a nivel nacional y para todo el pueblo, pero desde una propuesta propia de la clase trabajadora. Por eso la referencia histórica similar se remonta a la lucha de los años setenta encabezada por la Tendencia Democrática del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) lidereada por Rafael Galván y la creación en mayo de 1976 del FNAP (Frente Nacional de Acción Popular) y su pronunciamiento programático conocido como la Declaración de Guadalajara.

Es por esto que, recordando estos y otros intentos de unidad, desde el Partido Revolucionario de las y los Trabajadores (PRT) saludamos y deseamos que la unidad de las luchas a las que se convoca, logren  fortalecer la organización de las y los trabajadores, al tiempo que también se avance en la coordinación y elaboración de un programa común que, si bien en principio pretende atraer a sectores tanto de trabajadoras y trabajadores activos y/o jubilados, como a sindicalizados y no sindicalizados además de los socios integrantes de cooperativas, esperamos que se incluyan a otros sectores importantes como son los desempleados y la particular circunstancia de los niños trabajadores. 

Lo aquí expresado no es tan solo nuestro pensamiento; hemos constatado la presencia de señalamientos similares en los diferentes foros preparatorios que se han realizado en estados como Sonora, Michoacán, Hidalgo, Morelos, Colima y la propia CDMX o en sesiones en línea 

Ahí pudimos ver y escuchar, además de sindicalistas, a sectores de trabajadores del campo, a jornaleros y a los defensores de sus territorios; también observamos la participación entusiasta de activistas por la defensa de los derechos humanos, por la erradicación del feminicidio y hasta por reivindicaciones propias de los habitantes de las ciudades. Esto no debiera sorprendernos pues cualquier llamado a conformar unidad y coordinación de quienes luchan por reivindicaciones propias, siempre habrá de generar mayores expectativas de fuerza para superar la dispersión y potenciar la solidaridad de clase, dejando en claro, a quienes suelen pisotear los más elementales derechos, que no habrán de encontrar más luchas aisladas pues ha llegado la hora de que las cosas cambien. 

El llamado a la Convención Democrática significa una luz en el oscuro túnel en que el neoliberalismo ha sumido a la población más desprotegida, en particular a las y los trabajadores. Es falso lo que afirma la autoridad del trabajo respecto de que se está viviendo una auténtica primavera sindical con la implementación de los cambios realizados al amparo de la Reforma laboral de mayo del 2019. El llamado proceso de legitimación de los contratos colectivos que eventualmente lleva a la pérdida del contrato por sindicatos charros o blancos tampoco puede sobrevalorarse pues al mismo tiempo ha significado la cancelación de 119 mil pactos de este tipo y a los que, abusiva, peyorativamente y generalizando, se califican como contratos blancos. Un análisis más detallado debería preguntarse -ya que nuestro interés es el del conjunto de la clase trabajadora- ¿qué pasará con las y los trabajadores representados en esos CCT eliminados? Mínimos derechos, empezando por la contratación colectiva, les son también anulados

Para la autoridad representa un éxito de su Reforma, el hecho de que solo 4 millones de trabajadores amparados en más o menos 20 mil CCT, hayan legitimado sus convenios cuando en el país existen más de 58 millones de personas ocupadas; esto es, que más de 50 millones de trabajadores se encuentran sin protección de contrato y también sin sindicato.

De acuerdo con la autoridad, los 4 millones de trabajadores con CCTestán agrupados en unos 6 mil sindicatos, evento que también les parece motivo de celebración. Podemos decir que, si bien el porcentaje de sindicalización ha mejorado en los últimos tres años, también es real que la fragmentación de los trabajadores ha aumentado, es decir también está ocurriendo más división gremial. No en vano hay casos en que en una misma fuente de trabajo existen dos y hasta cinco sindicatos por lo que la dispersión sindical es un tema que debe preocuparnos y que debe ser abordada en la CNDT. En realidad, no debe confundirse la orientación del actual gobierno y generar la equivocada ilusión de que la democratización de los sindicatos puede venir desde arriba, desde el gobierno, sino que siempre será producto de la lucha de los propios trabajadores. Esa ilusión choca con la realidad que vemos; a nivel político general, en que el gobierno mantiene su alianza en circunstancias concretas con el charrismo, las burocracias de los sindicatos del Congreso del Trabajo

De igual forma, es alarmante la condición de las mujeres en el mundo del trabajo las cuales, siendo más del 42% del total de asalariados, apenas si se encuentran sindicalizadas menos del 6% donde más de la mitad de esas mujeres, reciben apenas 2 salarios mínimos en promedio, es decir, menos de 6 mil pesos mensuales. La participación de las mujeres en las representaciones sindicales es también un pendiente crucial por atender pues, a pesar de que en la ley se mandata la proporcionalidad de género, esta disposición está muy lejos de cumplirse debido a que la autoridad ha hecho caso omiso de su contenido. Por si fuera poco, la violencia, el acoso o la presión ejercida hacia las mujeres en el entorno laboral y sindical, es también un tema de especial preocupación que seguramente, la CNDT no habrá de dejar de considerar.

La agenda de pendientes del mundo del trabajo como consecuencia de las políticas neoliberales es muy amplia, como amplias fueron las expectativas que se generaron de que todo habría de cambiar con la llegada del actual gobierno. Esto no sucedió y los reclamos y manifestaciones de descontento se multiplican, solo que, lamentablemente, no siempre se expresan desde la trinchera sindical, por lo que entre las expectativas que está generado la CNDTes que se convierta en referente para todas aquellas expresiones de trabajadores que hoy en día tienen demandas por resolver y/o muchas de sus conquistas y prerrogativas bajo amenaza. 

La nueva organización que surgiera sería el referente sindical propio, confiable, autónomo e independiente, que daría voz y acción a los reclamos. Un referente organizativo que logre centralizar cada lucha; que pueda acompañarla y fortalecerla a través de un plan de acción solidario; que abandone el aislamiento y consolide la confianza en la fuerza colectiva, de tal forma que el sindicalismo mexicano —libre e independiente— vuelva a tener voz y voto en las grandes decisiones del país. 

Un referente que, en el corto plazo, logre forzar la solución definitiva de asuntos sin resolver de los sindicatos, entre ellos el ya histórico caso del SME; el del Sindicato Único de Trabajadores de Notimex (SUTNOTIMEX), del Sindicato de Trabajadores del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (SITIMTA); del magisterio, de las huelgas mineras, etc.

En fin, un referente que ponga un alto a los agravios en las pensiones de miles de extrabajadores que sufren hoy de impuestos dobles y del “mal cálculo” de sus pensiones instrumentadas con la UMA (Unidad de Medida y Actualización) y no con salarios mínimos. Que haga realidad el retorno a un régimen de pensiones solidario e intergeneracional y acabe con el neoliberal sistema individualizado de ahorro para el retiro (AFORES). Un referente que, mediante la movilización, ponga en el primer plano la necesidad de detener la militarización del país, la desaparición forzada de personas y el feminicidio; que contribuya al respeto hacia los derechos de las comunidades indígenas, de sus territorios y formas de gobierno.

La iniciativa de la CNDT y el reto que significa su perspectiva actual se da en una situación muy complicada de la que no podemos abstraernos. La continuidad de las políticas neoliberales cuestiona el discurso de un gobierno que está en su último año pero que desde el principio usó una retórica anti neoliberal y ofrecía una cuarta transformación histórica. Como dice la CNTE y otros movimientos en estos días “gobierne quien gobierne, los derechos se defienden”. Las luchas de la clase trabajadora y otros movimientos populares, por ejemplo, la de los 43 de Ayotzinapa, tenían que continuar. Siendo el gobierno de AMLO el primero que no llegó por medio de un fraude y que finalmente desbancó al PRIAN electoralmente, generó ilusiones, con 30 millones de votantes, de que habría un cambio radical, una real transformación. Como correctamente dice la consigna, gobierne quien gobierne, los movimientos consecuentemente comprometidos con sus luchas tuvieron que seguir. En la polarización político electoral que se abrió, el gobierno diseñó una visión binaria, según la cual todo se divide entre “liberales o conservadores”. Este binomio ha querido invisibilizar la lucha histórica de la izquierda y la clase trabajadora, suprimiéndola o tratando de aparecer como continuadores o herederos de esas luchas por parte de un gobierno y un partido que es una convergencia de diversas corrientes provenientes del PRI y de la clase dominante. No es cierto que sólo hay liberales o conservadores. La izquierda socialista y la clase trabajadora representan una alternativa de clase e histórica. Las luchas de la clase trabajadora han tratado de ser descalificadas como si fueran de la derecha cuando en realidad hemos luchado contra el PRI y el PAN, desde mucho antes de que el PRI entrara en crisis y empezara a romperse en diversas disidencias. Ahora con la sucesión presidencial y las elecciones federales en puerta, nuevamente escucharemos el discurso y las promesas de campaña que proponen posponer la lucha y las movilizaciones y concentrarse en las votaciones como si éstas fueran milagrosamente a resolver las demandas de la clase trabajadora y todo el pueblo. En 2018 ya vivimos las descalificaciones a las movilizaciones, plantones o bloqueos y el llamado a esperar a las votaciones. Y después de las elecciones, demandas emblemáticas, como el regreso del ejército a los cuarteles, resultó que, para entonces, el presidente cambió de opinión y las promesas de campaña no se cumplieron. El cambio no viene por las elecciones, aisladas de las luchas. Las luchas tienen que seguir, la movilización y la organización autónomas también. Y son estas luchas las que cambian relaciones de fuerza para obligar a los gobiernos a responder a las demandas populares.

Adicionalmente, como señaló la NCT hace un par de años, el sistema político electoral mexicano está diseñado para excluir una representación política de la clase trabajadora. De esta manera las y los trabajadores están condenados a expresarse, a votar, en forma individual, como ciudadanos, no como clase. Por todo lo anterior es que la iniciativa de la CNDT y su programa de lucha debe entenderse como una iniciativa autónoma de los procesos electorales. No es un programa para votar en las elecciones ni para proponérselo a candidaturas, partidos o coaliciones. Es un programa de lucha, para organizar la lucha en forma autónoma bajo el criterio de que gobierne quien gobierne, los derechos se defienden, sea la campaña que sea, nuestro programa de lucha se defiende. Nuestro programa y la iniciativa de la CNDT es para antes y después de las elecciones. Es para luchar y luchar ante el poder. Las y los trabajadores, que decidieran votar lo harían como una decisión individual, ciudadana, sin embargo, les recordamos que lamentablemente no hay candidaturas que nos representen pues no hay opción política propia de la clase trabajadora, por lo que su voto quedaría en el marco de los partidos del sistema. La alternativa que representa la CNDT, en cambio, es para convocarnos a la lucha organizada e independiente de cualquier gobierno y de la patronal. No es una propuesta electoral sino una alternativa de lucha. De esa manera, la CNDT apuntará a construir un polo social y político de lucha, alternativo tanto a los partidos de la derecha, como alternativo al gobierno y sus partidos. Al constituirse en ese polo alternativo, la CNDT podrá extenderse más allá de las y los trabajadores para dirigirse al campesinado, los pueblos originarios y otros movimientos populares.

La convocatoria a la CNDT nos da esperanza de que las cosas comiencen a cambiar en nuestro país. La historia nos ha enseñado que los grandes cambios sociales solo pueden concretarse con la participación independiente, movilizada y organizada de los trabajadores y pueblos que, día con día, muestran su disposición de lucha pero que muchas veces adolecen de la herramienta organizativa que la encauce y lleve a buen término.

Por eso, es tan necesario un referente orgánico y programático para la lucha de hoy, de mañana y siempre; más allá de campañas electorales y más allá de cambios de gobierno y alternancias.

En efecto, es hora de que las cosas cambien; es hora de que los desposeídos, los de abajo, hagan oír su voz construyendo su propio destino …

Un futuro diferente.

¡VIVA LA 1a CONVENCIÓN NACIONAL DEMOCRÁTICA DE LAS Y LOS TRABAJADORES!

¡VIVA LA UNIDAD DE LAS LUCHAS OBRERAS, DEL CAMPO Y LA CIUDAD!

¡GOBIERNE QUIEN GOBIERNE, LOS DERECHOS SE DEFIENDEN!

Ciudad de México a 25 de septiembre de 2023

Comité Político del PRT