Rafael Torres. En memoria

  RAFAEL TORRES VARGAS

(6 de octubre de 1941- 8 de enero de 2021)
 
Este viernes 8 de enero, a las 22.30 horas, mientras dormía, falleció el camarada Rafael Torres Vargas.
Después de una larga enfermedad crónica, finalmente Torres falleció en su casa de Xochimilco en la Ciudad de México.
Militante revolucionario, trotskista, durante más de 50 años, su fallecimiento es una importante pérdida para el acumulado de cuadros, formación y experiencia militante del PRT. Es otro de la vieja guardia militante previa al 68, que perdemos. Originario del estado de Chihuahua, desarrolló su vida profesional y militante básicamente en la Ciudad de México. Maestro de matemáticas,  toda su vida fue comprometido militante sindical, especialmente en el magisterio, de donde finalmente se jubiló, aunque siguió su vida militante en el partido. Adicionalmente fue estudiante en la Escuela Nacional de Economía (ENE) de la UNAM, alrededor del 68, lo que le permitió también esa experiencia con la generación surgida en el histórico movimiento estudiantil popular de ese año, aunque privilegió siempre su activismo sindical.
Su militancia trotskista la inició en la Liga Obrera Marxista (LOM) identificada con la corriente conocida como lambertista. Sus diferencias y posiciones críticas le llevarán a una ruptura con esa corriente que en su intolerancia le expulsó junto con la Fracción Trotskista Leninista que Torres dirigía y en donde ya participaban camaradas como Rosario Aguirre, Arturo Zavala y Carlos Ezequiel y otros camaradas que participaban en la corriente sindical que Torres dirigía en el magisterio. Cuando las organizaciones identificadas con la Cuarta Internacional iniciamos el proceso de reagrupamiento que llevará a la fundación del PRT en septiembre de 1976, la Fracción de la LOM se identifica con la Fracción  de la Liga Socialista que dirigían Cristina Rivas, Jaime González y otros camaradas que finalmente se integrarán al PRT en su congreso extraordinario de julio de 1977. Desde ese momento, Torres es parte del Comité Central del PRT y en años posteriores también de su Comité Político. Su contribución principal, indudablemente estará en la organización y dirección de la fracción sindical del PRT en el magisterio al interior del SNTE. Impulsando diversas corrientes sindicales democráticas (desde la COSID)  Torres y los camaradas participarán en la constitución de la CNTE en Chiapas en 1979. Con un equipo de camaradas valiosos y con peso en diversas secciones y delegaciones sindicales, como Enrique Ávila, Arturo Mellado, Carlos Ezequiel Hernández, José Luis Loa, Luisa Trujillo, Filemón Juárez Palma, Gregorio Miranda de Morelos, sí como Víctor Ariel Bárcenas también del estado de Morelos, Octavio López de Chiapas, Víctor Castro de BCS, María Rosa Luna, Gonzalo King, Artemio Valadez, Rafael Chávez Cocom de Campeche,  Juan Calvo, Eligio Moha también de Campeche y de Chiapas, Miguel Bortolini, Ernesto Alba, Alicia Torres Sanjuan, Hugo Moreschi, Juan Espinoza, Timoteo Palomares, José Cardoza que independientemente de la evolución posterior de cada uno, lograron tener un peso nacional importante en el desarrollo de la CNTE, especialmente durante la lucha de 1989 que tiró a Carlos Jonguitud de la dirección del SNTE  La participación permanente, constante, de Torres en la lucha sindical era parte de su compromiso histórico con la clase trabajadora. Ya desde 1975, cuando la Tendencia Democrática del SUTERM, dirigida por Rafael Galván, Torres planteó en el recién constituido FNAP (Frente Nacional de Acción Popular) que ahí estaba la posibilidad de una alternativa política independiente de la clase obrera que promoviera la ruptura de los sindicatos con el PRI. Este es el otro polo que guió siempre a Rafael Torres, la necesaria independencia política de la clase trabajadora y de la izquierda con respecto a la burguesía, no importando qué tan popular o viable electoralmente pudiera verse alguna de sus expresiones. Sus posiciones sostenidas siempre con firmeza, a veces extrema, sin concesiones o flexibilidad, le llevaron a participar en importantes debates políticos para definir la línea del PRT. Pero aquí otra de sus convicciones. Torres podría tener diferencias, debatirlas apasionadamente, pero si no convencía, si se quedaba en minoría, se mantenía leal siempre al partido. Podía pasar los siguientes años insistiendo en que él había tenido la razón en algún debate, pero al perderlo, a diferencia de otros realmente fraccionalistas o desmoralizados del tipo de partido que construimos, Torres no se iba, se mantenía leal. Varios en algún momento de la historia quisieron comprometerlo con sus proyectos escisionistas, aprovechando sus diferencias y autoridad en el seno del partido, y se llevaron la sorpresa de que Torres se mantenía respetuoso del centralismo democrático, por más polarizado que hubiera estado en la polémica. Ya jubilado, en los últimos años Torres quiso dedicar buena parte de sus esfuerzos a la formación de los cuadros de la nueva generación. Y en general en el partido a explicar y defender los criterios de funcionamiento del partido leninista que en el cambio de siglo se perdieron para muchos de las nuevas generaciones militantes o no habían tenido la experiencia de vivirlos en la práctica. Seguramente camaradas de esas nuevas generaciones del PRT le extrañarán en ese terreno, así como al nivel personal y familiar le sobreviven su compañera de vida la camarada Rosario Aguirre y su hijo Gregorio Torres. ¡Hasta siempre camarada Torres! (ESR)